RB.- Naturalmente, Esto es evidente. Hay que ver, por ejemplo, utilizando los conceptos de los expertos en comunicación, el rating de las canciones en Ciudad Nezahualcóyotl. ¿Cuáles son esas canciones? Lo más probable es que ni siquiera las hayamos escuchado; ¿qué películas están proyectando ahora ahí mismo y qué frecuencia de asistencia diaria tienen sus cines, los pocos que haya? No lo sabemos. ¿Hemos hecho un análisis de las novelas semanarias, de los comics, de todo este tipo de literatura que se consume en cantidades impresionantes? Tampoco. O sea, como le expresaba anteriormente, es un mundo desconocido para los que diseñan la politica cultural de nuestra institución.
Hay muchas manifestaciones de cultura popular que por una parte han venido desapareciendo, pero que pasaron desapercibidas como todo el oficio del merolico, del vendedor ambulante, del reparador ambulante, todas las formas tradicionales de vender sus mercancías, de ofrecer sus servicios, de manifestarse en los mercados. Por una parte, se está perdiendo; pero por otra no se investiga sistemáticamente, o ¿cuáles serían los vehículos naturales de penetración? ¿Cuántos Líderes naturales conocemos de las distintas colonias proletarias del área metropolitana? No conocemos a ninguno, que serían, por otra parte, los que promoverían este tipo de acciones, capaces de llevar a sus grupos a estos actos de promoción, convenciéndolos a ellos de que es una cosa positiva. O sea que estamos ayunos de información del contexto que se trata de penetrar. Actualmente, por ejemplo, los proyectos que se tienen de los grandes centros de difusión de la cultura de la Universidad en el área noroeste y noreste… ¿hasta qué punto, realmente, estamos conociendo la población a la cual pretendemos llegar? Si no hacemos esto, claro que el esfuerzo puede ser meritorio, pero el resultado magro, o bien nuevamente vamos a caer en el reforzamiento de los grupos en sí fuertes.
L.- Los que siempre han estado de algún modo presentes, ¿no?
RB.- Así es.
L.- ¿Cómo y por qué surgió en usted el interés por el tema de la cultura en general y de la cultura popular en particular?, ya que sabemos de la existencia de varios trabajos sobre el tema y de una investigación en proceso sobre el mismo.
RB.- La investigación de la cultura es el interés por el hombre en sociedad básicamente, y en este alto grado de atracción de concebir las interrelaciones que se dan cotidianamente, producto de todo un acontecer histórico de biografías individuales, por una parte, pero dentro de marcos estructurales amplios estriba el entenderse a sí mismo y entender a los demás. Un poco es la manera de autoconocerse, autocomprenderse, comprendiendo también el medio ambiente de la familia, del barrio, de la comunidad, del país, hasta llegar a grados más elevados, más abstractos como es el de nuestra especie. Creo que lo importante es entender que somos parte de una cultura más amplia tradicionalmente llamada cultura occidental, cristiana, heredera de los núcleos de gran concentración y difusión cultural como fueron Atenas, Roma y Bizancio. Pero, claro, esto nos pone nuevamente en un contexto muy amplio: para llegar a entender la cultura mexicana también se requiere una enorme diferenciación que toca directamente no solamente las áreas económicas, y los asentamientos de mexicanos en la República, sino factores psicosociales bastante complejos y muy poco investigados. O sea que cuando se habla de la cultura, y de la cultura popular en particular, por lo menos desde mi ángulo, se está haciendo un esfuerzo de comprensión del país, de lo que ha llegado a ser y por qué y cuáles son sus principales tendencias. Por ejemplo, la actual situación de nuestro país en cuestión de energéticos, desde mi punto de vista, es semejante a la situación española de principios del siglo XVI. Y el riesgo, creo que es el mismo; o sea, obtener una fuente de ingresos valiosos a muy bajo esfuerzo, porque prácticamente no cuesta más que sacar el energético. Esto conlleva a muchas más reflexiones de orden cultural y de orden histórico cultural de nuestro país, porque aquí en las regiones de explotación petrolera se está dando, obviamente, el hecho de una gran destrucción de comunidades arraigadas durante siglos en esos lugares y que van a estar irremediablemente perdidas en el mosaico cultural que es México. Yo creo que lo más triste para un país es perder sus raíces, por una parte, y perder su gran diferencia de riqueza de expresión humana. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que alrededor del lago de Pátzcuaro, se podían catalogar veinte tipos distintos de tejidos en el área purépecha que comprende Pátzcuaro, Quiroga y Tzintzuntzan, treinta y cinco tipos distintos de orfebrería y de artesanías del barro, muy específicas y distinguibles unas de otras aunque estuvierana cuatro o cinco kilómetros. Eso, sin duda, representa una enorme capacidad creativa de modificación del medio ambiente, que plasma, que materializa ideas estéticas de esos pobladores. Y esto, le reitero, es una enorme herencia que hemos recibido, que se ha dado a través, pues, sin duda, de la canalización del talento de artistas anónimos pero que allí están y se están destruyendo. Otro ejemplo digno de mención es el de la cocina, que por su cotidianeidad y requerimiento indispensable puede servir de ilustración. Puede afirmarse que la cocina procede de dos fuentes, una popular y otra «culta» ésta última pertenece necesariamente a las clases económicamente poderosas. Matizando, existe una cocina propia de las áreas rurales, de aldeas de pescadores, una cocina de ama de casa, o de la modesta cocinera doméstica, en fin una cocina que puede llamarse plebeya y una cocina de profesionales, que sólo alcanzan a lograr personas después de años de estudio y/o práctica y que únicamente con gran dedicación pueden llegar a dominar. La primera es una cocina del terruño, del mercado, que utiliza los productos de la región y según temporada, en estrecha relación con la naturaleza y su elaboración reposa sobre un «saber hacer» ancestral, transmitido por las vías inconscientes de la imitación y la costumbre, aplicando pacientemente procedimientos de cocción ya ensayados y asociados con ciertos instrumentos de cocina y ciertos ingredientes bien fijados por la tradición. Este tipo de cocina, permanece en el lugar, en el estrato social, no viaja y es característica de la región. Por eso el interés en la cultura es el interés en la sociedad mexicana con todas las diferenciaciones que se quieran hacer.